ENFERMERÍA CUIDÁNDOTE - ISSN 2695-9364
González Guambaña KM, Ayora Apolo DC, Zula Riofrío PD. Calidad de vida en mujeres que acuden al Hospital General Isidro Ayora
Calidad de vida en mujeres que acuden al Hospital General Isidro Ayora
Quality of life in women who attend the Isidro Ayora General Hospital
Autores:
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Resumen Objetivo general: Analizar la calidad de vida en mujeres que acuden al Hospital General Isidro Ayora de Loja. Materiales y métodos: Este estudio tuvo un diseño cuantitativo, descriptivo y transversal, ejecutado en el año 2024, que incluyó a una población de 566 mujeres que asistieron a diversos servicios del Hospital General Isidro Ayora durante el periodo de estudio, seleccionadas de forma aleatoria simple manual. Para recolectar los datos, se empleó la encuesta y como instrumento el cuestionario SF-36 (Short Form Health Survey), validado por expertos y con una confiabilidad de Cronbach de 0.827. Resultados: La mayoría de las participantes tenían entre 20 y 39 años (49,12%), eran casadas (37,81%), con bachillerato (46,64%) y vivían en zonas urbanas (65,19%). En cuanto al nivel de calidad de vida, resalta el nivel promedio (46, 11%), sin embargo, el 22,26% reportó un nivel bajo. Al analizar sus dimensiones, la salud general y mental se ubican en el nivel promedio. Además, el rol físico se percibió como muy bajo (58,09%) y la función física muy alta (20,17%). Lo que más llama la atención es el rol emocional, con valores similares en el nivel muy bajo (35,31%) y muy alto (32,91%). Conclusiones: Los resultados manifiestan que algunas participantes presentan una calidad de vida de nivel promedio o alta; sin embargo, al analizar sus dimensiones, se evidencian puntuaciones muy bajas en el rol físico y emocional, indicando graves limitaciones en su bienestar. Palabras clave: Calidad de Vida; Factores Sociodemográficos; Mujeres, Salud General. |
Abstract General objective: To analyze the quality of life of women attending the Isidro Ayora General Hospital in Loja. Materials and methods: This study had a quantitative, descriptive and cross-sectional design, carried out in the year 2024 and included a population of 566 women who attended various services of the Isidro Ayora General Hospital during the study period, selected by simple manual randomization. To collect data, a survey was used and the SF-36 questionnaire (Short Form Health Survey), validated by experts and with a Cronbach's reliability of 0.827, was used as an instrument. Results: Most of the participants were between 20 and 39 years of age (49.12%), married (37.81%), with a high school diploma (46.64%) and living in urban areas (65.19%). Regarding the level of quality of life, the average level stands out (46.11%); however, 22.26% reported a low level. When analyzing its dimensions, general and mental health are located at the average level. In addition, physical role was perceived as very low (58.09%) and physical function very high (20.17%). What is most striking is the emotional role, with similar values at the very low (35.31%) and very high (32.91%) levels. Conclusions: The results manifest that some participants present an average or high level of quality of life; however, when analyzing their dimensions, very low scores are evidenced in the physical and emotional roles indicating serious limitations in their well-being. Keywords: Health Status; Quality of Life; Sociodemographic Factors; Women. |
Introducción La calidad de vida se define como la percepción individual del estado funcional de un individuo, influenciada por factores subjetivos y contextuales1 en relación con sus objetivos, reglas e intereses, en el contexto social y sistema de valores en el cual se desenvuelve2. Es decir, comprende el grado de bienestar percibido, determinado por el componente objetivo (nivel de salud en general y situación de vida)3 y subjetivo (realización personal y sensación de plenitud)4. Para el año 2050, se estima que la población mundial alcanzará los 9700 millones de personas. Sin embargo, las tasas de fecundidad han disminuido en las últimas décadas, situándose actualmente en 2.1 nacimientos por mujer. Como consecuencia, la población mayor de 65 años aumentará del 10 % al 16 % para ese mismo año, lo que impactará en la esperanza de vida global5. Un estudio realizado en México en una población de mujeres con rango de edad entre 60 a 75 años, determinó que aquellas que cumplen con las recomendaciones médicas sobre la actividad física poseen mejores percepciones sobre su calidad de vida, especialmente en el funcionamiento físico y las limitaciones para realizar las actividades diarias, lo que se encuentra relacionado con su bienestar y salud general6. Una investigación en Ecuador reveló que los grupos vulnerables, especialmente de bajos recursos, enfrentan mayores obstáculos en salud, aumentando el riesgo de enfermedades crónicas. Además, la falta de servicios básicos y la violencia agravan las desigualdades, afectando la calidad de vida y evidenciando el impacto de los determinantes sociales en la salud7. Existen diferencias entre el sexo masculino y femenino frente a necesidades en el ámbito de salud, así como al control y acceso a recursos, las cuales deben abordarse para corregir desequilibrios8. De esta forma, las mujeres tienen riesgo de desarrollar síntomas depresivos, relacionados con las oportunidades personales9. Así mismo las experiencias traumáticas a una edad temprana, como la violencia sexual, trabajo no remunerado y diversas formas de discriminación, afectan significativamente a la calidad de vida percibida por la mujer10. Por lo tanto, la percepción de calidad de vida influye sobre el estado de salud11. Es por ello que el presente estudio tuvo como finalidad identificar el panorama actual del nivel de calidad de vida (CV) que mantienen las mujeres, ya que la información que se obtiene es valiosa para los profesionales del área de la salud interesados en el desarrollo de programas de promoción en salud, además de fomentar el autocuidado en las mujeres durante su papel de cuidadora, madre y paciente12. Frente a los antecedentes mencionados anteriormente, el objetivo general de la presente investigación fue analizar la calidad de vida en mujeres que acuden al Hospital General Isidro Ayora y los objetivos específicos fueron: determinar las características sociodemográficas del grupo de estudio, identificar el nivel de la calidad de vida y describir las dimensiones de la calidad de vida. Métodos El estudio se enmarcó en el diseño cuantitativo, descriptivo y transversal, realizado en el año 2024. El área de estudio fue el Hospital General Isidro Ayora de Loja (HGIAL), ubicado en una ciudad al Sur del Ecuador. La población estuvo conformada por 566 mujeres en calidad de paciente, madre y/o cuidadora que acudieron a los servicios de cirugía, gineco obstetricia, pediatría, neonatología y medicina interna del HGIAL. Estos datos fueron obtenidos de los registros de estadísticas y censos de ingresos. Por cada servicio, se calculó el promedio mensual de ingresos y este valor se consideró como población total para el estudio. La selección de las participantes se realizó de manera aleatoria simple manual durante el periodo de estudio. Para ello, se asignó un número único en una lista según el orden de ingresos, posteriormente los números fueron seleccionados manualmente al azar. Los criterios de inclusión fueron: mujeres desde los 15 años en adelante que autorizaron su participación mediante el consentimiento informado, adolescentes con asentimiento y autorización de sus padres o representantes. Los criterios de exclusión fueron: mujeres menores de 15 años o que no pertenezca a los servicios indicados, personal femenino de la institución, quienes no desearon participar, hablen idiomas distintos al español o tengan alguna discapacidad que impida completar el cuestionario. La técnica que se empleó fue la encuesta y como instrumento el cuestionario denominado SF-36 (Short Form Health Survey), elaborado a inicio de los años noventa en Estados Unidos y modificado a través de los años, estuvo validado mediante 5 jueces expertos y por pruebas estadísticas Kaiser-Meyer-Olkin, con un valor de 0,901 y la prueba de Bartlett con un valor de Sig. 0,000; gl 630; x2 6010,317 confirmando su validación, igualmente, a la confiabilidad la obtuvieron mediante el alfa de Cronbach, cuyo valor fue de 0,82713. Al cuestionario SF-36 se agregaron las variables sociodemográficas (edad, estado civil, grado de instrucción y procedencia), que permitieron conocer las características generales de la población, mientras que, la segunda parte está constituida por 36 ítems distribuidos en 9 dimensiones (nivel de calidad de vida, función física, rol físico, dolor corporal, salud general, vitalidad, función social, rol emocional y salud mental) las cuales son calificadas mediante una escala tipo Likert con 5 opciones de respuesta y finalmente el valor de la variable calidad de vida comprende las siguientes categorías: calidad de vida muy baja (0-20 puntos), baja (21-40 puntos), promedio (41-60 puntos), alta (61-80 puntos) y muy alta (81 a 100 puntos)14. La tabulación de datos se realizó en dos etapas. Primero, los valores numéricos por cada pregunta fueron recodificados en el rango de 0 a 10013. En la segunda etapa, se sumaron los valores obtenidos de los ítems que corresponden a cada dimensión y dividió el resultado para el número total de ítems14. Este procedimiento se utilizó para la evaluación del nivel de calidad de vida general y por dimensiones. Los datos fueron consolidados en Microsoft Office Excel 2019, mientras que, para el procesamiento y análisis, se empleó la estadística descriptiva del software Statistical Package for the Social Sciences (IBM SPSS versión 25) y los resultados se presentaron en tablas de frecuencias y porcentajes. Se garantizaron las consideraciones éticas mediante el consentimiento informado, siguiendo el Código de Nuremberg15. Se usaron formularios para mayores de edad y para padres o representantes legales en el caso de menores, asegurando autonomía y voluntariedad, conforme al Código de Helsinki16. Se minimizaron los riesgos, priorizando la beneficencia y no maleficencia17. La confidencialidad se protegió mediante el anonimato, además se aseguró la relevancia científica del estudio para contribuir a mejorar la calidad de vida de las mujeres atendidas en el hospital, justificando la realización del estudio. Finalmente, el proyecto fue aprobado por el Comité de Ética de Investigación en Seres Humanos (CEISH) de la Universidad Nacional de Loja (UNL)18. La investigación fue clasificada con riesgo mayor según el reglamento interno del CEISH19. Resultados Durante la investigación, inicialmente se determinaron las características sociodemográficas del grupo de estudio, predominando el grupo de edad de 20 a 39 años con 278(49,1%) participantes, además, 214 (37,8%) mujeres son casadas, 264 (46,6%) finalizaron la educación secundaria y 368 (65%) provienen de áreas urbanas (tabla 1). ![]() En cuanto al nivel de calidad de vida, 261 (46,11%) participantes perciben un nivel promedio, mientras que 151 (26,68%) refieren el nivel alto, por otro lado, 126 (22,26%) bajo, 26 (4,59%) muy alto y solo 2 (0,35%) corresponde al nivel muy bajo (tabla 2). ![]() Por otro lado, en las dimensiones de calidad de vida se evidencia que en la función física 151 (26,63%) mujeres manifiestan un nivel muy alto, 136 (24,06%) promedio, 124 (21,92%) alto, 91 (16,08%) muy bajo y 64 (11,31%) bajo. Respecto al rol físico se identificó que 329 (58,09%) consideran un nivel muy bajo, 114 (20,17%) muy alto, 65 (11,48%) bajo, 32 (5,65%) alto y 26 (4,59%) promedio. En la dimensión dolor corporal se identifica que 200 (35,34%) experimentan un dolor promedio, 113 (19,98%) alto, 106 (18,72%) bajo, 79 (13,94%) muy bajo y el 68 (12%) muy alto. En cuanto a la dimensión de salud general, se destaca que 315 (55,66%) participantes consideran su salud en nivel promedio, 146 (25,78%) alto, 91 (16,09%) bajo, 9 (1,59%) muy alto y 5 (0,88%) muy bajo. En la dimensión vitalidad, 266 (46,95%) se sitúa en un nivel promedio, 223 (39,34%) alto, mientras que 39 (6,89%) muy alto, 31 (5,48%) bajo y solo 7 (1,24%) muy bajo. En la función social, 214 (37,83%) señala un nivel alto, 124 (21,91%) muy alto, 110 (19,43%) bajo, 90 (15,90%) promedio y 28 (4,94%) muy bajo. En cuanto al rol emocional, 200 (35,31%) lo señala como muy bajo, 186 (32,91%) muy alto, 99 (17,48%) bajo y 81 (14,31%) como alto. Finalmente, en la dimensión de salud mental, 283 (50%) de los participantes indican que el nivel es promedio, 150 (26,48%) alto, 65 (11,48%) bajo, 37 (6,53%) muy bajo y 31 (5,48%) muy alto (tabla 3). ![]() Discusión Este estudio permitió analizar la calidad de vida y las características sociodemográficas de mujeres que acuden a un hospital público de Loja. El grupo femenino ha enfrentado grandes desafíos como discriminación de género, cargas desproporcionadas de cuidado, y limitaciones en el acceso a la salud; estos factores aumentan la vulnerabilidad a diversos problemas de salud20. El objetivo fue comprender cómo estas adversidades impactan su bienestar, identificando que resalta el grupo de 20 a 40 años (49, 1%); así mismo, prevaleció el estado civil casado (37,8%), además, un 46,6% había completado la educación secundaria. Por otro lado, se encontró que la que la mayoría de las participantes provienen de áreas urbanas (65%), lo que brinda una visión significativa sobre el entorno social y educativo que define a esta población. En cuanto al nivel de calidad de vida, el 46,11% percibe un nivel promedio, mientras que un 26,68% refiere el nivel alto, el 22,26% bajo, un 4,59% muy alto y solo un 0,35% refiere un nivel muy bajo. Estos resultados difieren del estudio realizado por García et al.21 en un establecimiento de salud en Cuba, donde participaron 310 mujeres, de las cuales el 25,91% reportó un nivel de calidad de vida medio, el 24,76% bajo y el 8,82% alto. Se identificó que una proporción de participantes (26,63%) percibe su función física “muy alta", datos que corroboran el estudio realizado por Esain et al.22, quienes también determinaron que la función física mujeres es alta con una media superior al 80%, considerando que a medida que avanza la edad, la capacidad física tiende a disminuir. Se encontró que una mayoría de las participantes (58,09%) evalúa su rol físico como "muy bajo", datos que contrastan con los resultados obtenidos por López y Konigsberg23, donde el rol físico es una de las dimensiones mejor evaluadas, con una puntuación alta (87,5%). Así mismo, con los resultados de Medrano et al.24, en donde las mujeres con mejor condición física reportaron un rol físico elevado (88,33%), lo que contribuyó a una mejor calidad de vida. Estos hallazgos sugieren que una mayor condición física puede estar vinculada a una percepción más positiva del rol físico y, por tanto, a una mejor calidad de vida general. Una parte de las mujeres percibe al dolor corporal como "promedio" (35,34%), lo que pone de manifiesto la prevalencia de molestias físicas y su posible impacto en el bienestar general. Complementando esta perspectiva, el artículo de Pandelani et al.25 señala que el dolor crónico afecta aproximadamente 21,5% a las mujeres, relacionándolo no solo con la función física, sino también con el estado emocional y sueño. Ambos estudios evidencian la importancia de considerar el dolor corporal como un factor que repercute negativamente en la calidad de vida de las mujeres. Las dimensiones de salud general (55,66 %) y vitalidad (46,95%) fueron percibidas en un nivel "promedio" por las participantes del presente estudio, mientras que, la función social se encontraba en un nivel alto (37,83%). Estos resultados contrastan con los obtenidos en otro estudio realizado por Sierra et. al, en el cual se evidenció que la vitalidad fue una de las dimensiones más afectadas con medias por debajo de los 60, seguido de la dimensión de salud general que reportó un puntaje ligeramente bajo, a diferencia de la función social que fue la menos afectada con una media mayor a 6026. En cuanto a la dimensión de rol emocional, se identificó que el 35,31% de las participantes mantienen su calidad de vida en un nivel muy bajo, mientras que un porcentaje similar (32,91%) se encuentra en un nivel muy alto. Esta distribución difiere de los resultados de un estudio realizado por Escobar y Frutos27, en donde la mayoría de los participantes se encuentran en un nivel regular con respecto a esta dimensión. En la dimensión de salud mental, las mujeres registraron un nivel promedio (50%), en contraste con otro estudio, donde las participantes demostraron una percepción favorable de su salud, alcanzando una calificación superior al 60% de la media, considerándose estos valores como buenos28. Esta dimensión en las mujeres se ve influenciada por trastornos como la depresión y la ansiedad, así como por los roles tradicionales (como el cuidado de los hijos y la fidelidad sexual), la violencia de género y los estereotipos29,30. Conclusiones Los resultados de la presente investigación ponen en manifiesto que casi la mitad de las mujeres que acuden al HGIAL son adultas jóvenes, en su mayoría casadas, con instrucción secundaria y que proceden de la zona urbana. En cuanto a la calidad de vida, aproximadamente la mitad de las participantes refiere un nivel promedio; además, parte de ellas en porcentajes similares también perciben un nivel bajo y alto. De acuerdo a las dimensiones de la calidad de vida, la función física presenta un nivel muy alto y la función social un nivel alto. Mientras que, en un nivel promedio se reportan al dolor corporal, salud general, vitalidad y salud mental. Por su parte, el rol físico alcanza un nivel muy bajo. Por el contrario, el rol emocional mantiene porcentajes similares en el nivel muy bajo y muy alto. Todos estos resultados enfatizan la necesidad de implementar intervenciones que aborden los aspectos físicos, emocionales y sociales para el mejoramiento de la calidad de vida. A pesar de haber considerado algunas características sociodemográficas relevantes, el diseño del presente estudio no permite establecer relaciones causales entre las variables analizadas. Además, aunque la población es considerable, la investigación incluye únicamente a mujeres adultas de un hospital de la ciudad de Loja, lo que restringe la generalización de los resultados en otros contextos geográficos o poblacionales.
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